Punta San Fernando es uno de los últimos espacios intactos del litoral peruano, un área prístina en estado silvestre y con relativa intervención humana, la cual posee zonas de continente y mar que suman más de diez mil hectáreas.

Ubicada en el distrito de San Juan de Marcona, Oculta tras el desierto de Ica, entre Nasca y Marcona, este accidente natural es una de las zonas más salvajes e inalteradas del litoral peruano, ideal para el buceo, la pesca y la observación de vida silvestre.

En la época de reverdecimiento de la loma, durante el invierno costeño, cuando hay abundancia de comida, el guanaco se desplaza de la zona alto andina hasta Punta San Fernando en busca de ojos de agua dulce donde beber. Aquí, se aprecia también una importante población de animales residentes, como el zorro costeño, los piqueros, las chuitas, el pingüino de Humboldt, aves guaneras, pelícanos, gallinazos de cabeza roja y zarcillos, además de una abundante familia de lobos marinos.

Hasta aquí llega el cóndor andino aparece durante la época de reproducción de lobos marinos buscando las placentas para alimentarse de ellas o los despojos de los lobos marinos muertos. Es habitual encontrar al zorro costeño (pseudolapex sechurae) y a la nutria marina o chinguno (lutra felina) una inquieta habitante de las aguas pobladas de sargazos. Los campistas que deseen pasar un buen fin de semana en este inhóspito lugar pueden disfrutar de una pequeña playa, bien resguardada del viento, y a la par de pescadores que gustosamente le proveerán pescado fresco y mariscos para su almuerzo.

La mejor época para visitarla es entre diciembre y marzo, en especial en el mes de febrero, cuando se reproducen los lobos marinos. Solo se puede llegar, en un tubular o en una camioneta 4 x 4, para atravesar las dunas. La ruta más directa se interna por los cerros de Marcona durante cerca de hora y media con dirección suroeste.